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sábado, 13 de agosto de 2011

Via Crucis Madrid 2011, Duodécima Estación: El descendimiento


La Hermandad del Santísimo Cristo de la Salud de Cuenca participará con su paso del "Descendimiento" en la decimosegunda estación de la JMJ 2011.
La imagen del Santísimo Cristo de la Salud estuvo situada en la antigua parroquia de San Esteban, pero por el deterioro que sufría la parroquia y el miedo a que la imagen sufriera algún daño, se trasladó al Convento de San Francisco, desapareciendo la Hermandad como tal. El Convento de San Francisco fue de los Caballeros Templarios hasta el año 1313, pasó a los Conventuales de San Francisco y de estos a los Observantes en el año 1500. Por el arreglo parroquial, pasó a ser Parroquia de San Esteban. En 1886 la Hermandad vuelve a organizarse.
El paso del "Descendimiento" fue creado por Luis Marco Pérez, en 1945. El paso lo conforman seis figuras. Coronan la representación José de Arimatea y Nicodemo, el primero sujetando a Cristo por detrás de la Cruz, el segundo por su torso. Acaban de desclavar a Cristo muerto, y comienzan a bajarlo de la Cruz, para lo cual son ayudados por San Juan. María contempla la escena de pie mientras que María Magdalena lo hace de rodillas.
Los hermanos realizan la procesión con túnica, capuz y zapatos negros, cordón blanco a la cintura con borlas colgantes al lado izquierdo y rosario en el derecho. Llevan, también, una vela puesta sobre una vara negra para el alumbrado del paso.

Via Crucis Madrid 2011, Undécima Estación: Jesús Muere en la Cruz



La Undécima Estación del Via Crucis de Madrid estará representado por el Cristo de la Buena Muerte y Ánimas (El Cristo de la Legión) de la Cofradía Mena de Málaga.
La imagen actual se realizó con la intención de imitar al original Cristo de Pedro de Mena que desapareció en un incendio en 1931. Precisamente, debido a este incendio surgió la leyenda del Cristo de Mena, la cual afirma que el Cristo pudo haberse salvado de aquel incendio y que sigue existiendo.
La Congregación de Mena es el resultado de la fusión, en 1915, de la Antigua Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad (fundada a mediados del siglo XVI) con la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas (fundada en 1862).
Durante el breve periodo en que Félix Sáenz Calvo fue hermano mayor (1924-1925), logró que presidiera el desfile de 1925 el entonces presidente del Gobierno, Primo de Rivera. Con Joaquín Mañas (1927-1930), se logró vincular oficialmente a la Legión Española que hizo su primera guardia al Cristo en 1927 y desfiló por primera vez escoltando al ya proclamado como su “Protector” en 1930.
Los años de la II República Española y los de la Guerra Civil española supusieron un grave revés para la Cofradía con la pérdida del Cristo de Mena, de la capilla y de los enseres procesionales que les obligó a exiliarse en la Catedral. Durante la Guerra Civil, los congregantes de Mena fueron perseguidos y asesinados, pero tras la pacificación de la ciudad el Obispado aprobó una nueva Junta de Gobierno bajo la presidencia de Álvaro Príes.
La vinculación entre la Congregación y la Legión, reiniciada en la etapa anterior, se estrecha ahora más. A partir de 1960 se instaura la costumbre de que cada cuerpo de la Legión tenga en sus acuartelamientos una imagen del Stmo. Cristo.
Hoy en día es la Legión la que se encarga de llevar al Cristo en procesión sobre el hombro. La Cofradía, además, recalca la importancia de la ayuda al necesitado para lo cual tienen una Comisión de Obras Sociales que se hace eco de las necesidades de los necesitados y las comunican en la página web para que, quien pueda proporcionar cualquier ayuda, se ponga en contacto con la Cofradía.


Primer día del Triduo a Santa Maria Madre de La Iglesia



Vedme a vuestros santísimos pies, oh Virgen Maria; me alegro grandemente con Vos, que desde la 
eternidad hayáis sido elegida Madre del Verbo eterno y preservada de la culpa original. Doy gracias y bendigo a la Santísima Trinidad, que os enriqueció con tales privilegios en vuestra Concepción; y os suplico humildemente que me alcancéis la gracia de vencer los tristes efectos que el pecado original causó en mí y que nunca deje de amar a mi Dios.

Tu eres María luz del alto cielo, estrella y consuelo para el pecador. Vuelve a nosotros tus piadosos ojos que vieron al Hijo en la cruz morir.
Madre amorosa, Reina de los mártires, Madre de Dios dada a la humanidad. ¡Se, pues, nuestra madre, oh Madre de Dios!