Radar de lluvia

sábado, 28 de febrero de 2009

ami santo sepulcro.

caminan silenciosos los hermanos

en actitud de penitencia


desfilan en la noche,a la inclemencia


desfilan las callejas,muy cercanos,


y portan encendidas de las manos


las luces de esperanza a la indigencia


las llamas de ilusión a la clemencia


infunden colorido alos marianos,


en fila ,uno a uno,encapuchados


caminan en silencio esperanzados


en versos susurrantes a los vientos,


la noche rememora en su llanura


aquella cruz injusta de amargura


que se convirtió en sepulcro de ternura.




rosario eres....

reina y madre mía.

Virgen del Rosario (Poesía a Mi virgen)


Virgen del Rosario
Ilumina a Sevilla
Es Tarde de Jueves Santo
Momento de Melancólica Alegría
Sal y Desfila por tu barrio,
Sal e infunde fe a tus devotos
Que llevan todo un año
Esperando Ver Tus Dulces Ojos

Virgen de la Soledad




Por amigos y parientes llegan a ti las noticias portentosas de tu hijo que va haciendo maravillas.En algunas compareces,otras te las comunican.Sigues atenta sus éxitos,¡cómo la gente le admira!,¡cómo le escucha arrobada!,¡cómo está en su compañía,aguantando el frío, el hambre,la sed, la humana fatiga,pendiente de sus parábolas,entusiasta, enfebrecida!.Mas en ti estalla un pavor:¿cual será su expectativa?.¿Entenderá su misión,que a Dios y al hombre concilia?¿O quizá exige de Él un triunfo materialista,su reinado en este mundo?.Te sientes triste, afligida,pulsa incesante el dolor de las futuras heridas que padecerá el Ungido,según lo escrito en la Biblia:su persecución, su oprobio,su tormento, su agonía...Y el aroma de las rosas se clava en ti como espina.Te cuentan que en la montaña expuso los requisitos para ser considerados dignos del Reino ofrecido.Que los pobres, los que sufren,los puros, los fugitivos,los hambrientos, los desnudos,los mansos, los oprimidos y los misericordiosos,tendrán paz y regocijo pues hallarán en el cielo recompensa a su altruismo.Pero aquellos que están hartos,los que se burlan, los ricos y a los que aplauden los necios,les advirtió están malditos porque no sienten amoral hermano desvalido y aborrecen compartirlos talentos específicos que en el seno de su madre,cuando fueron concebidos,recibieron para hacer del destierro un paraíso.Tú, María, lo expresaste en el cántico emotivo recitado ante Isabel llevando en tu cuerpo al Hijo,las palabras del Magníficat,resumen de sus principios.El gentío, embelesado,pregona, a diestro y siniestro,los milagros de Jesús con enfermos, mudos, ciegos,leprosos y paralíticos.El eximio nazareno también expulsa demonios y resucita a los muertos.Obra tan grandes milagros que está fascinado el pueblo.Dio de comer, en un monte,a miles que le siguieron,con cinco piezas de pan y dos peces muy pequeños;sosegó el mar encrespado,le obedecieron los vientos.Una noche sus discípulos sobre el agua andar le vieron,y una pesca milagrosa llenó hasta el borde sus cestos.Él entró en Jerusalén triunfador, como un guerrero.Ya predijo Zacarías que viene el Rey a su reino,es el justo, el victorioso obviador del cautiverio;sale con gozo, con júbilo,la muchedumbre a su encuentro,con ramos de olivo y palmas...¡Todo se estaba cumpliendo!.Tú, como las buenas madres,sabes, desde tu retiro,lo que ocultan, lo que callan de los pasos de tu hijo:las curaciones en sábado,sembradoras de conflictos entre fieles seguidores de los preceptos rabínicos;la amistad con Magdalena,pecadora en un prostíbulo,y con la samaritana,oriunda de un pueblo impío,a la que se reveló como el Hijo del Altísimo;la predicción de la guerra de los padres con los hijos;la destrucción del amado templo del pueblo judío,que en tres días, solamente,volvería a construirlo,y para Jerusalén anunció el mayor castigo.Sabes las acusaciones lanzadas contra tu hijo,y lees los Libros Santos,buscas el sutil resquicio por donde pueda escapar de ser un reo, un convicto¡Ay, Virgen de los dolores!,tu sufrimiento es continuo.En tu soledad doliente recuerdas aquellos días venturosos, apacibles,de tu niñez, recogida en el hogar del Señor,los ángeles te servían,meditabas y rezabas y la púrpura cosías.Luego el Espíritu Santo hizo en ti la maravilla de formar al niño-Dios en tus entrañas benditas.Recuerdas cuando en Belén gozaba con tus caricias,le adoraban los pastores,y los reyes, que venían de unos lejanos países trayendo oro, incienso y mirra.Pero muy pronto empezaron persecuciones y huidas,tu temor a no ejercer bien la misión recibida,desde el suceso angustioso,en la Pascua israelita,cuando no hallaste a tu hijo viajando en la comitiva,y el abrazo emocionante de su humana despedida.¡Cuántos recuerdos conservas como un tesoro, María!.Mas a ti, corredentora,que conoces el secreto,te entristecen, te amedrentan,las asechanzas, los celos de los sumos sacerdotes,escribas y fariseos,que falsean sus palabras,basan en Satán sus hechos,le incriminan de traidor,de embaucador, de blasfemo,y mil trampas le colocan para cazarle en un yerro.Pasan rápidas las horas,se está avecinando el tiempo del sacrificio sagrado que aposentará en el cielo a las almas desterradas,condenadas al infierno.El Hijo será oblación en el altar del tormento,la espada se clavará en tu corazón abierto por amor a los mortales y por tu entrega en el templo,al Creador consagraste la blancura de tu cuerpo.Tú sabes que ya está próxima la inmolación del cordero.¡Cómo te duele, María,el alma herida en tu pecho!

el huerto de los olivos....

Cristo de la Oracion en el Huerto Cristo de valentía y desespero Temeroso por el momento.En que dará por nosotros su cuerpo Gotas de Sangre resbalan por tu cuello Y tú, incesante sigues con tu rezo¿Mas amor puede demostrarse en tal momento?Clara y sinceramente, no lo creo.Porque lo que año tras año veo Fue lo que ocurrió en aquel trágico suceso En que nuestro señor padre rezó por salvarnos del infierno Y ahora escribirte todo esto, es lo que más quiero


Finalizado el cántico y la cena hacia Getsemaní se encaminaron, las sombras de la noche enmascararon los rostros demudados por la pena. Llevaban de tristeza su alma llena. Ocho, a la entrada, para orar quedaron; Pedro, Santiago y Juan acompañaron a Jesús. Empezaba la condena. Se alejó de ellos pálido, afligido, de hinojos se postró, la frente en tierra, y elevó al Padre bueno su plegaria. Estaba atribulado, decaído, y su materia, que a existir se aferra, pedía su razón originaria. Jesús medita brutalmente herido, rasgado por contrarios sentimientos de olvido o redención. Sus pensamientos viajan de gloria a oprobio. Está aturdido. Pedro, Santiago y Juan ya se han dormido y Cristo les reprende. Sus tormentos, las causas de profundos sufrimientos, son vilezas del hombre redimido. Ruega al Padre le exima del martirio le aparte el cáliz portador de Cruz, le salve de la muerte y la agonía. Suda sangre abrumado en su delirio, y dice, al recibir de Dios la luz, haré tu voluntad y no la mía. Bajo el anciano olivo, con horror al cruento final, al sacrificio, de rodillas, humilde, es su cilicio apurar el acíbar del dolor. No hará su voluntad porque es Amor. Y su carne, rebelde ante el suplicio, enrojece su arcilla, el edificio que sufrirá su Cruz de vencedor. Estalla la liturgia del perdón, Es carmesí holocausto al trasvenarse. Será mártir por todos sus hermanos. Es la primera sangre de Pasión. Él es el alto precio y al donarse abre la salvación a los cristianos.