Radar de lluvia

sábado, 23 de enero de 2010




Al farolillo, luna de otoño, testigo fiel de su presencia

Al anochecer de ese domingo de Enero, después de San Antón, se encendió como siempre,
con las luces de la Plaza Mayor,
pero conforme el sol dejaba paso al manto negro de la noche sabía que su fulgor estaba próximo a finalizar.
Y tu farolillo del Camarin de la Virgen
permaneceras apagado, desapercibido a la vista de todos,
no mostraras su presencia, pues Ella no regresará hasta Septiembre.
El el rítmico toque de la caja de la virgen,anunciaba la inminencia de su partida.
La Virgen de Peñarroya se preparaba
para salir de viaje, de un viaje con vuelta.
"Y volverá para cuando las golondrinas se vayan,
La Solana se ira al castillo
y el mismo chatillo
jugará de nuevo con los niños de La Solana.
Porque cuando acaba Agosto
en un verano que huele a mosto
todo un pueblo se prepara
para recibir a su Madre amada.
Mientras, en el humilladero, pasará la última noche, esa noche que no debería de acabar nunca,
mientras recibe la visita de todos sus hijos,
incluso de aquellos que no van a verla nunca,
todo un pueblo ira a darle las gracias, a pedirle,¿ el que? a buen seguro que Ella de sobra lo sabe
lo que cada uno de nosotros necesitamos.
Ella ira visitando y dando fuerza a los postrados en el lecho del dolor.
Sera la niñera invisible y el angel sin alas de esos niños que aun no hablan y que cuando Ella regrese
sabran decir su nombre y que a buen seguro seran compañeros de juegos de su hijo Chatillo.
Sera ángel de dulce compañia del solitario e incomprendido.
Llegará a ser la Madre que todo lo comprende,
 lo acepta y lo perdona si proviene de sus hijos de La Solana.
Y tu farollillo blanco dejaras de ser luna de otoño,
testigo que muestras su presencia o su ausencia.
Con solo mirarte sabremos
si la Madre de todos los Solaneros
se encuentra ó no en el pueblo.
Por eso y porque nadie te ha escrito hasta ahora,
lo hago yo, farolillo del camarin de la virgen.
Una princesa marchara a su Castillo,
 alzado sobre la roca roja,
como su propio nombre, Peña roja.
Pues la doncella sin mancha,
la Reina de toda la Mancha
en las largas noches invernales
se asomará entre las almenas
para asi volar, recatando las penas,
hacia su amada La Solana.
Y todo solanero cual niño al oido te dice:
"que tu eres la Reina y la Madre de La Solana".

AAQM

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