Radar de lluvia

martes, 25 de mayo de 2010

Consuelo de un Pueblo

En esta tarde de luz
tan limpia como la brisa
que mueve el amor de Dios
cuando nos das tu caricia,
quiero Madre confesarte,
que el corazón necesita
de tu mirada serena,
de la paz de tu sonrisa,
de la calma de estos muros
que guarda la vida misma,
donde se mecen los gozos
que sólo tu amor nos brinda.
Hoy, al calor de tu aliento,
a la sombra de tu ermita
he visto un cielo distinto,
el alba de un nuevo día,
la hoguera de tu verdad,
las rosas de tu alegría,
la fe que en Ti, crece y crece
y todo lo multiplica.
He palpado tu ternura
en nuestra casa estos días,
la protección de tus manos
sobre mi madre, su vida.
No se cómo agradecerte,
cómo decirte María.
gracias por tanta bondad!
gracias por tanta alegría!
gracias por tanto Consuelo.

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