A compás la cera llora
cuando viene de regreso,
quedando en el aire preso
todo el grito que le implora.
Su luz el rostro le dora
dibújandolo en sonrisas,
y al dejar caballerizas
los blancos muros rozando,
una voz le va cantando
al son de los guardabrisas.
A.Rodríguez Buzón
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